Así ahorra agua el sector agrícola
3 septiembre 2021
El agua es un recurso imprescindible para la vida en el planeta, por lo que la eficiencia en su consumo a todos los niveles es un objetivo obligado para todos. En España, el 70% se destina a la agricultura, gracias a la que podemos alimentarnos con los productos sanos y saludables que da la tierra. La capacidad del sector usar el agua de forma eficiente es un ejemplo para la sociedad y el resto de las industrias.
Cómo se ahorra agua en la agricultura
En la última década, nuestro país ha conseguido reducir un 15% su consumo de agua… ¡por hectárea! Se trata de un avance considerable en la búsqueda de la eficiencia y la sostenibilidad total del sector. Estos avances tan importantes son fruto del desarrollo tecnológico y su aplicación al campo. Algunas de estas mejoras son:
- Riego a demanda:
En este caso no hablamos de un sistema propiamente dicho, sino de una forma de adaptar el riego y el consumo de agua a las necesidades concretas de un cultivo, al clima, al terreno o a la época del año, optimizando así esta práctica y aportando un uso más eficiente al sector de este valioso recurso natural.
- Riego de precisión:
Su eficiencia es muy alta (85%-90%) pues la distribución del agua alcanza con sencillez los alrededores de las plantas, el suelo del que se alimentan o incluso directamente en ellas. En este tipo la cantidad total de agua llega al suelo sin tocar los tallos, donde se evapora muy fácilmente. Algunos tipos de sistemas de precisión pueden ser:
- Mangueras de menor caudal:
Se trata de un sistema innovador de riego por nebulización mediante cintas de microaspersión, que requieren de menor presión para el riego, por lo que este es más preciso y ahorra agua. Gracias a su caudal uniforme y eficiente, el riego es más homogéneo y cae más repartido, evitando encharques y, por tanto, desperdicio.
- Riego por goteo:
Se trata de un sistema muy eficiente para cultivos hortofrutícolas, sobre todo en climas similares al mediterráneo. Aplica de forma localizada el agua en las raíces, justo donde más se necesita, e incluso esta puede ir acompañada de nutrientes, lo que implica un mayor aprovechamiento.
- Sistemas de acumulación de agua de lluvia:
Aprovechar este recurso natural se antoja como una de las opciones más sencillas para ahorrar agua, aportándole un nuevo ciclo a la lluvia que cae de las nubes. Se trata de un método casi ancestral, pues ya era utilizado, por ejemplo, en los territorios áridos conquistados por el Imperio Romano. Puede considerarse como un sistema de este tipo cualquier ingenio que sirva a tal efecto, desde los aljibes hasta los depósitos subterráneos, entro otros.
La tecnología, al servicio de la sostenibilidad
Queda muy claro, así pues, que la innovación tecnológica puede ser clave a la hora de combatir efectos ineludibles del cambio climático, como puede ser la escasez de agua. Un ejemplo de esto, muy clarificador, es la consecución de un ahorro de más de la mitad del riego en la producción de una manzana: si bien una unidad de esta fruta de unos 200g necesita alrededor de 70 litros de agua, avances en I+D+i han conseguido producirla con tan solo 31 litros, una disminución considerable y que puede ser un indicador de que el camino correcto el de las nuevas tendencias de riego.
Pero la tecnología no solo produce nuevas herramientas de contacto directo con el campo: también se encarga de encontrar soluciones digitales que pueden servir para una mayor eficiencia en el riego como, por ejemplo:
- Software de planificación de campañas
- Análisis de sensores
- Simulaciones de cultivos
- Recálculo de riegos
- Predicciones meteorológicas
- Aplicaciones para smartphones
En conclusión, dada la vital importancia que tiene el agua para todos nosotros, así como las especies vivas que habitan el planeta, debemos trabajar para continuar con un uso responsable.