Trazabilidad: qué es y cómo afecta a las verduras que comes

19 octubre 2021

El término trazabilidad comienza a aparecer a mitad de la década de los años 90 del siglo XX, debido, fundamentalmente, a la evolución de los hábitos de los consumidores en respuesta a las crisis sanitarias y alimentarias que tuvieron en Europa. Es entonces cuando los sectores dedicados a la alimentación comienzan a incorporar esta herramienta para garantizar la seguridad de los alimentos, así como la salud de las personas y los animales.

Qué es la trazabilidad

Ya sabemos que se trata de una herramienta que tiene por objetivo proteger la salud de animales y personas. Pero ¿qué es la trazabilidad? Se trata de un conjunto de procesos establecidos con anterioridad que permiten obtener información sobre la vida, ubicación y trayectoria de un producto o un lote a lo largo de toda la cadena.

Este concepto, además, presenta dos tipos: la interna y la externa, siendo la primera la que aporta información sobre los procesos internos de una compañía, incluyendo manipulaciones, maquinarias, composición, etc., y, la segunda, la que incluye datos extra, que por lo general se dan al salir de la propia compañía.

Aparte de los beneficios que conlleva para la seguridad alimentaria de nuestra sociedad, la trazabilidad es una herramienta importante por otros motivos que tienen mucho que ver con la organización de las propias compañías a la hora de obtener y comercializar sus productos. Ayuda, entre otras cosas, a ordenar trámites y gestionar mercancías.

Ventajas de la trazabilidad

  • Planifica la producción: la existencia de la trazabilidad permite recibir datos acerca de las ventas de ciertos lotes y productos, lo cual provoca inevitablemente que la esta información valiosa sea usada por las compañías para mejorar sus procesos, productos, canales de venta, etc.
  • Promueve la transparencia: la trazabilidad permite el fácil acceso a los datos sobre la vida de un producto, por lo que si cualquier agente requiere información en algún momento de la cadena, puede obtenerla, desde fechas de fabricación, materiales, ingredientes, origen…
  • Controla la calidad: el mero hecho de poder encontrar defectos o problemas en un producto genera automáticamente que la calidad de los mismos o, al menos, los que hay en circulación o a la venta, siempre sea la máxima.
  • Menor impacto: en respuesta al interés de los consumidores, la trazabilidad permite conocer información sobre el impacto que tienen los cultivos en el medio ambiente, o incluso el uso de fitosanitarios.
  • Evita las imitaciones: aunque en agricultura es difícil que se produzcan, el mero hecho de que exista una trazabilidad comprobable dificulta aún más esta práctica, garantizando la máxima calidad en los productos que se consumen y, por tanto, el bienestar alimentario.

La trazabilidad es, así pues, algo más que una obligación para cualquier compañía, en especial para las que nos dedicamos a la alimentación de la sociedad. Se trata de un claro ejemplo de cómo hacer evolucionar un mecanismo sanitario en una herramienta poderosa para mejorar los productos y hacerlos tanto más accesibles para las personas como garantes de una calidad máxima.