Residuo cero: agricultura viable y libre de fitosanitarios

27 diciembre 2021

Controlar el uso de plaguicidas; garantizar que los alimentos lleguen a la mesa del consumidor sin insecticidas, fungicidas o herbicidas, y obtener cosechas completamente libres de productos fitosanitarios, dando un paso más respecto a la agricultura convencional.

Estos son los principales objetivos que persigue la agricultura de residuo cero, una técnica de cultivo que limita el uso de productos fitosanitarios en función de las necesidades concretas de cada variedad, aplicándolos de forma controlada y garantizando que, en el momento de la recolección, los vegetales estén completamente libres de ellos.

Cultivar con este modelo productivo permite ofrecer al consumidor un producto con las mismas características que la producción ecológica, pero, a diferencia de esta última, dispone de más herramientas para controlar y aumentar su viabilidad.

¿En qué consiste?

La agricultura de residuo cero combina el uso de productos fitosanitarios de bajo impacto con técnicas de control biológico y posibilita cosechas regulares, completamente controladas y libres de residuos cuando el producto llega al mercado.

El uso de fitosanitarios en residuo cero tiene dos claves fundamentales. Por un lado, la tipología de los mismos, ya que existen productos diseñados especialmente para estos cultivos. Por otro, el momento exacto del ciclo en el que se usan aquellos que son iguales a los que emplea la agricultura tradicional. En ambos casos, el objetivo es el mismo y es que hagan su necesaria función, pero sin que queden restos en el vegetal cuando se vaya a consumir.

Para garantizar el cuidado durante todo el proceso, en residuo cero se aplican también técnicas de control biológico. Esto supone emplear fauna auxiliar para que combata a los insectos y plagas que dañan determinadas variedades. Es decir, de forma controlada, introducimos en las plantaciones insectos depredadores que se convierten en una defensa natural de nuestro cultivo, ya que impiden que aquellos que atacan a las verduras consigan su objetivo.

El control biológico se completa colocando entre el cultivo plantas hospedantes atractivas para los insectos con la misma finalidad: que lo que estemos produciendo se desarrolle sin problema.

Los cultivos de residuo cero han sido posible gracias a los avances de la agricultura microbiana, los cuales han permitido una mejor compresión de cómo funcionan los elementos de regulación del suelo.

En nuestro caso, hemos iniciado un proyecto piloto en un invernadero de calabacín con el objetivo de, posteriormente, hacerlo extensible al resto de la producción.

¿Qué llega al consumidor?

Aplicando el residuo cero, conseguimos un vegetal totalmente libre de productos fitosanitarios y con todas las garantías. Por tanto, es una técnica que ayuda a responder a la tendencia actual de los consumidores, cada vez más preocupado por el proceso de producción de los alimentos que consume.

Entonces, ¿qué diferencias hay con los productos BIO? Para el consumidor, ninguno. El análisis de materias activas es igual en ambos casos y muestra que el vegetal no cuenta con ninguna materia activa.

Un paso más del sector para, garantizando la producción, ofrecer alimentos cada vez más saludables.